Un débil rayo de sol que se colaba entre las rendijas de la persiana bajada daba a mis ojos y desperté, poco a poco abrí mis ojos, confusa, giré la cabeza y te vi ahí, a mi lado, durmiendo placidamente... No sé cuanto tiempo estuve mirandote, sonriendo al compás de tu respiración, a tu inconsciencia... Muy suavemente, no quería despertarte, rocé con un dedo tus labios y me incliné a besarlos... tú te agitaste unos segundos pero sin despertar. Muy despacio retiré la sabana que te cubría y me excité con tu desnudez, tu pene reposaba placido y también lo besé suavemente, muy despacito.. seguías dormido pero comenzó tu erección... acaricié mi coño mojando un dedo con el flujo que tanto te gustaba saborear y lo pasé por tus labios; los abriste un poco, ya estabas despertando y sin saber muy bien qué hacias lo chupaste. Tu pene ya estaba preparado para mi y no pude esperar a que abrieras los ojos para lamerlo, para chuparlo con ansía... sujetaste mi cabeza marcando el ritmo, la velocidad, la profundidad... hasta que me suplicaste, como tantas veces, que te follara porque ibas a reventar de placer, de deseo...
Entonces, una mañana más, un despertar más, la elfa juguetona cabalgó sobre su amor... Jadeando, gimiendo, sudando, riendo....bajar y subir...delante y detrás... hasta explotar en ti.. contigo...